Tuesday, November 4, 2008

A proposito de las 7 maravillas del mundo Hueso de pollo contra Machu Picchu y Heyerdal . ( 24 junio 2007)

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FORUM TPSIPOL : RED DEMOCRATICA (RED)
ESPECIAL :
A proposito de las 7 nuevas maravillas del mundo Hueso de pollo contra Machu Picchu y Heyerdal
23/06/2007
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Nota del autor:Caros Amigos/as, Hace unos días el periódico (jornal) de Lima PERU21, publicó
un artículo titulado "Hueso de pollo indica que polinesios llegaron a América antes que Colón (Colombo)". Como creo que merecía respuesta, la hice y la envíe al director de ese periódico:Ojalá la publique. Más: ojalá llegue mi artículo a manos de los que escribieron el de arriba; así, podría iniciarse un intercambio de opiniones. Aviso que escribí dos versiones: una, la que envié al Director de PERU21 y otra, mas larga y detallada, que sería para otro tipo de publicación (tipo Le Monde Diplomatique peruano). Pero como no tengo acceso directo a ninguno, lo que único hice es enviarle el ya mencionado al director de PERU21. Pero lo importante sería que se lea: por eso les envío a Uds., amigos/as, ambas versiones . Salud y buen provecho.
Abrazos,

ENRIQUE

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(RED)

HUESO DE POLLO CONTRA MACHU PICHU Y HEYERDAHL

Por Enrique Amayo, Ph.D.Profesor de Historia Económica y Estudios Internacionales Latinoamericanos.Coordinador del Núcleo de Estudios sobre el Pacífico Latinoamericano y la Amazonía.Universidad del Estado de São Paulo – UNESP BRASIL
E-mail: eazamayo@yahoo.com


“El estudio hecho por antropólogos de la Universidad de Auckland ... y por científicos chilenos entrega evidencias sobre algo que los investigadores sospechaban hace tiempo, según explicó la doctora Lisa Matisoo-Smith , una de los ... que participó en la investigación”. Hueso de pollo indica que polinesios llegaron a América antes que Colón. (Version extensa)

Como consecuencia de las guerras étnico – nacionalistas de la ex – Yugoslavia, Eric Hobsbawm reflexionaba y advertía sobre los peligros de historias reconstruidas para servir a proyectos nacionalistas. Para él, el papel de la historia debía ser el de siempre: ser memoria de las sociedades, única forma de entender el presente para poder proyectarse al futuro. Y reconstruir la memoria es un desafío y más cuando el eurocentrismo (y por extensión, el occicentrismo) desde el S. XVI borró, disminuyó o deformó la memoria de todas las sociedades, exceptuando las occidentales. Por eso debe alegrar cuando se ayuda a recuperar la memoria de alguna sociedad indígena no-occidental; pero debe molestar si ella se hace disminuyendo o denigrando la de otra equivalente. Y exactamente eso hace la Dra. Matisso Smith y asociados. En su artículo, para demostrar la importancia para la historia mundial de la navegación de los polinesios, se disminuye, casi hasta el ridículo, a las Civilizaciones Marítimas del Mundo Andino.


Se lee allí: “En 1947, el noruego Thor Heyerdhal navegó desde Perú hasta Polinesia a bordo de una balsa, la ‘Kontiki’ tratando de mostrar que fue Sudamérica el punto de partida de las migraciones por el Pacífico. El descubrimiento de los huesos de pollo demuestra que hubo viajes de ida y vuelta, lo que es imposible a bordo de balsas incapaces de navegar de vuelta a Sudamérica contra los vientos dominantes. Por el contrario, las canoas de altamar polinesias eran capaces de navegar contra los vientos dominantes, destacó la doctora Marisso-Smith”.


Comencemos por lo último. Frases así de la Dra. Smith y asociados sobre balsas muestran solo ignorancia, mala fe o ambas. Ignorancia porque probablemente jamás vieron, ni en foto, una gran balsa (con capacidad para cruzar “El Mar Océano”) construida en las costas del Antiguo Perú (Heyerdahl llama así a los territorios entre Arica y Guayaquil). Quien las vio, como Von Humboldt, las dibujó impresionado por su “aerodinamismo” (en 1802 cuando llegó a Guayaquil visitando el Virreynato Peruano). Y que navegaban el “Mar Océano” lo prueba Diego Méndez en 1574 en su mapa, el primero dónde aparece el Pacífico Americano: allí, frente a América Central, dibuja una gran balsa peruana con sus velas desplegadas. Y en 1527 en su segundo viaje Pizarro capturó, en el mar profundo, la balsa que pasó a la historia como “La Tumbesina”; su carga pesaba 22 toneladas (22 mil kilos según las meticulosas anotaciones del Piloto Mayor Bartolomé Díaz)o sea, su capacidad era igual a la Carabela “La Pinta” de Colón. Y sospechamos que la Dra. Smith y asociados no saben que la Oceanía, el continente de Nueva Zelanda - el país de Smith. - entró a la historia occidental como consecuencia de viajes oceánicos hechos a partir de 1567 desde El Callao y “siguiendo la Ruta del Inca”. Pedro Sarmiento de Gamboa, importante cronista de los Incas, por sus intereses navales preguntaba y después de escuchar decenas de respuestas concluyó que ellos habían cruzado el Pacífico mucho antes que los europeos. Convenció de lo mismo al jovencito Alvaro de Mendaña, sobrino de la esposa del Virrey Hurtado de Mendoza. El Virrey terminó financiando el barco de Alvaro, Los Reyes, que navegó hasta “descubrir” las Islas Salomón (en Oceanía, iniciando así la incorporación de ese continente a Occidente). Posteriormente, y por todo el período colonial, siguieron los viajes desde el Virreynato Peruano (principalmente desde El Callao) y eso explica los varios nombres en castellano de islas del gran archipiélago que es la Polinesia (Salomón, Islas Marquesas –puesto por Alvaro para agradecer a su tía -, etc.). Todo esto ha sido probado no solo por la Historia de los Incas de Sarmiento de Gamboa sino por años de investigaciones arqueológicas de Heyerdalhl, lingüísticas de Alfredo Torero, históricas de María Rostoroswi, Hernán Horna, Ricardo Melgar, José Antonio del Busto, etc. Por eso hoy basta una mirada a libros como el de Neil Grant (The Great Atlas of Discovery, Alfred A. Knoft, N. York, 1992): allí, mapas excelentes, retratan casi todo lo que aquí se dice.


Pero ni rastros de lo mencionado hay en el trabajo de la Dra. Smith y sus socios (por lo menos en su artículo de arriba). Lo único que muestran es un hueso de pollo con su análisis de ADN y, a partir de eso, frases lapidarias como las citadas. Que muestran también mala fe. porqué exigir de las balsas andinas lo que las canoas polinesias jamás hicieron? La frase “...es imposible a bordo de balsas incapaces de navegar de vuelta a Sudamérica contra los vientos dominantes. Por el contrario, las canoas de altamar polinesias eran capaces de navegar contra los vientos dominantes, destacó la doctora Marisso-Smith” es mero plumazo. Por lo menos hasta donde es posible saber no existe, en el periodo moderno (desde el S. XVI), ninguna evidencia de que una canoa polinesia haya llegado a América: NINGUNA. Lo contrario sí: por lo menos desde 1947 tres balsas andinas (una construida con tecnología Mochica y las otras con tecnología Tiahuanaco) salieron desde “El Antiguo Perú” y llegaron a la Polinesia. Más: en el período conocido como “de los descubrimientos” (S. XVI-XVIII) los grandes navegantes europeos (Magallanes, Mendaña, Drake, Quiróz, Vaz de Torres, Bougainville, etc) navegaron desde América hasta la Polinesia y NO AL CONTRARIO. La excepción parece ser el segundo viaje de James Cook. O sea, tampoco los europeos (y navegando mucho después que los Andinos) viajaron desde la Polinesia hasta América del Sur.

Finalmente: hasta hoy, y a pesar de los gigantescos avances hechos por la navegación (descomunales barcos de acero guiados por satélites, etc) son rarísimos los viajes desde la Oceanía hasta América del Sur. La razón: esa continúa siendo la ruta más peligrosa del mundo para navegar. Por eso se prefiere las rutas del Norte. Por Hawai hasta puertos de EUA (en el período colonial, de México) y después, bajando por el continente, hasta el extremo sur. Otra, el que por ejemplo usó el Inca Túpac Yupanqui a su regreso desde las lejanas islas polinesias(en Vinapú dejó construcciones similares a las del Cuzco) pasando por las Galápagos (que desde antes de su llegada ya eran llamadas en Quechua “Auachumbe” -Isla de Fuera- y “Niñachumbe” –Isla de Fuego); después, continuó al Sur. De eso se deduce que el hueso, en el caso de haber llegado en un pollo vivo (¿por qué no podría haber llegado, el mero hueso, flotando, traído por la Corriente del Sur?), habria venido en una balsa, siguiendo la segunda ruta ya descrita. Esa hipótesis lleva en cuenta todo lo anterior; descarta que haya llegado en una canoa de polinesios ya que no existe precedente para pensar en ese sentido. Vale reiterar aquí, y considerando solo del período moderno: la balsa andina Kon Tiki y otras si llegaron a la Polinesia; no hay nada equivalente con las canoas polinesias llegando a Sudamérica: solo a un hueso de pollo.


Pero, porque esa tirria contra Heyerdalh por parte de la Dra. Smith y sus socios chilenos?. Eso es casi consensual entre arqueólogos chilenos después de Pinochet; ejemplo:

“Heyerdahl, quien dice que la Isla de Pascua habría recibido... una segunda oleada de población del Area Andina (desde Tiwanaku -sic) trayendo ... nuevas ideas, cultivos andinos, etc., provocando cambios ... en el culto ... estilo arquitectónico... Esta teoría no ha podido ser demostrada y por ahora solo seguirá avivando el interés y la curiosidad de algunos aventureros” (Carole Sinclair Aguirre: “Rapañui: Prehistoria del Chile Polinésico” In Chile antes de Chile Prehistoria. Museo Chileno de Arte Precolombino, 1997: 83).


De esa cita no es posible deducir si quien escribe sabe que su país, específicamente el norte, por siglos fue territorio Tiwanaku; por eso la balsa andina que llegó a las Islas Marquesas en 1998 fue construida en Arica y partió desde allí- puerto chileno desde 1929. Pero esta última investigadora, al igual que la Dra. Smith y asociados, de un plumazo acaba con Heyerdahl. Su hazaña de 1947, seguida por años de trabajo hasta su muerte el 2002 (gran parte arqueológico, en Túcume e sla de Pascua) hecho hasta probar su teoría, son ignorados. O sea: no hay peor sordo y ciego que el que no quiere oír ni ver.

Y es verdad que Heyerdahl fue un aventurero (como sus continuadores) pero de un tipo especial: un aventurero intelectual de esos, como quería Mariátegui, que “ponía la sangre en sus ideas” ya que, para probar sus teorías, arriesgaba la vida. Cualquier investigador serio puede encontrar muchas de las investigaciones de Heyerdahl en el “site” del Museo Kon Tiki: gratis, por internet, en PDF. Entonces, porque los ya citados le tienen tirria a Heyerdhal? Porque a ese hombre que en 1947 inició una aventura intelectual que duró décadas?. Porque a quien amó, vivió y gastó tanto (tiempo y dinero) investigando la Isla de Pascua? – de Chile, que se la apropió en 1888 culminando su ciclo de apropiaciones iniciado en 1879 con Tarapacá y Antofagasta (del Perú y Bolivia), Araucania (de los Mapuches, 1884). Por una sola razón: Heyerdhal jamás negó la importancia marítima de los polinesios y por extensión de los pascuenses. Pero nunca se interesó por investigar si tenían capacidad para navegar hasta América. Su interés era otro: probar que las grandes civilizaciones marítimas del Antiguo Perú tenían naves y “know how” suficientes como para navegar el Pacífico hasta la Oceanía (en ese larguísimo trayecto la Isla de Pascua era un importantísimo refugio) mucho antes que los europeos.


Según él, navegantes de balsa de Lambayeque llegaron hasta la Polinesia, a través de la Isla de Pascua, difundiendo a partir de allí, por el “Triángulo Polinésico”, plantas americanas (camote, yuca, calabaza, piña, totora, etc.) y bienes culturales como el Culto al Hombre Pájaro, la extensión de las orejas, etc. Lo probó a partir de su viaje de la Kon Tiki; después otras balsas fueron del Mundo Andino hasta la Polinesia; en el sentido contrario, canoas polinesias navegando hasta América, no existe registro de ninguna. Pero conociendo la obra de Heyerdahl es posible imaginar que él estaría felicísimo si otros prueban que los polinesios llegaron a América del Sur. Probablemente quedaría doblemente feliz porque así quedaría demostrado que DOS sociedades indígenas no occidentales: la Andina y la Polinesia, tenían capacidad para cruzar el océano más grande de la Tierra desde tiempos precolombinos. Dos es más que una y eso alegraría casi a cualquiera. Pero para la Dra. Smith y asociados tiene que ser solo una, la de ellos, la polinesia, aún cuando tengan como única prueba... un hueso de pollo.


Porque la Dra. Smith y sus asociados no visitan algunos museos del Perú?. Por ejemplo en Lambayeque encontrarían huacos Mochica representando surfistas en caballitos de totora; su edad: 500 d.c. Y en Trujillo podrían visitar algunos museos; por ejemplo en el del Señor Casinelli encontrarían huacos retratando balsas de varios pisos. Y en los alrededores de Trujillo visitarían Chán Chán, Capital de los Chimú (S. IX-XIV), la más grande ciudad marítima de la América Indígena; todo en esa ciudad, de varios kilómetros cuadrados, tiene que hacer con el mar y con el cielo. Allí verían, en la pared exterior de una gigantesca plaza, la representación en alto relieve del choque de las dos más grandes corrientes oceánicas del planeta: la Peruana (según la nomenclatura de National Geographic) que viene del Sur, y la Ecuatorial, que viene del Norte. Demostrativo que los astrónomos y estudiosos del mar Chimús sin duda que hacían bien su trabajo.


Vale subrayar eso último ya que las Civilizaciones Marítimas Andinas (Mochicas, Tiahuanaco, Chinchas, Punás, Chimús, Incas), importantes para el mundo, son de un territorio en dónde se hizo tanto revolución agrícola (más o menos 7000a.c.) como urbana (aproximadamente 3000 a.c.) que están entre las más antiguas de la Tierra. En ese nivel hay diferencia con los polinesios. Estos últimos también son fascinantes para la historia mundial: fueron tribales, nómades del mar (hay otros con esas características en la historia mundial). Pero, siendo así, forman parte del selecto grupo de sociedades importantes para la historia de la navegación mundial.


Navegaron el Pacifico por un territorio inmenso: el Triangulo Polinésico (sus vértices: Hawai, Nueva Zelanda e Isla de Pascua). Navegaban usando su Carta Zodiacal de gran precisión (hecha de bambú, cuerdas y conchas) que les permitía guiarse por las estrellas. Con todo eso ojalá hayan llegado a América pero, por ahora, lo que se tiene es solo un hueso lo que es una prueba demasiado porosa.


Concluyendo: ese disparo desde la Polinesia contra las Civilizaciones Marítimas del Mundo Andino hecho ahora, a pocos días de la elección de las 7 Maravillas del Mundo, podría tener por objetivo disminuir a Machu Pichu (candidato que representa la América del Sur Indígena) para fortalecer a la Isla de Pascua (candidata principalmente de las ex colonias blancas británicas - Nueva Zelanda y Australia - de las colonias francesas de la Polinesia y de Chile).


Hay mucho por hacer. Cuando el Perú de hoy debido a sus gigantescos bienes culturales (solo Lambayeque tiene cuatrocientos lugares arqueológicos de primera importancia) puede convertirse en el País de los Museos (hecho extraordinario en todos los sentidos) valdría invertir en recuperar la Memoria Marítima. En ese sentido es elogiable el proyecto de la Municipalidad de Huanchaco de construir el Museo al Caballito de Totora. Perom debe ser solo el comienzo ya que el caballito, impresionante como es, no deja de ser, en relación a las balsas transocénicas, lo que el bote es al buque.


Finalmente, el Perú hasta hoy es también un desagradecido: le debe un homenaje a Thor Heyerdahl.

São Paulo, 20.06.07

(2)(Version corta)

Las guerras étnico – nacionalistas de la ex – Yugoslavia llevaron a Eric Hobsbawm a reflexionar y advertir sobre los peligros de historias reconstruidas para servir a proyectos nacionalistas. Para él, el papel de la historia debía ser el de siempre: memoria de las sociedades. Y reconstruir la memoria es un desafío y más cuando el eurocentrismo (y por extensión, el occicentrismo) desde el S. XVI borró, disminuyó o deformó la memoria de todas las sociedades, exceptuando las occidentales. Por eso debe alegrar cuando se ayuda a recuperar la memoria de alguna sociedad indígena no occidental; pero debe molestar si ella se hace disminuyendo o denigrando la de otra equivalente. Y exactamente eso hace la Dra. Matisso Smith y sus socios. En su artículo, para demostrar la importancia para la historia mundial de la navegación de los polinesios, se disminuye, casi hasta el ridículo, a las Civilizaciones Marítimas del Mundo Andino.


Se lee allí: “En 1947, el noruego Thor Heyerdhal navegó desde Perú hasta Polinesia a bordo de una balsa, la ‘Kontiki’ tratando de mostrar que fue Sudamérica el punto de partida de las migraciones por el Pacífico. El descubrimiento de los huesos de pollo demuestra que hubo viajes de ida y vuelta, lo que es imposible a bordo de balsas incapaces de navegar de vuelta a Sudamérica contra los vientos dominantes. Por el contrario, las canoas de altamar polinesias eran capaces de navegar contra los vientos dominantes, destacó la doctora Marisso-Smith”.


Frases así muestran solo ignorancia, mala fe o ambas. Ignorancia porque demuestra que jamás vieron, ni en foto, una gran balsa (capaz de cruzar “El Mar Océano”) construida en las costas del Antiguo Perú (Heyerdahl llama así al territorio entre Arica y Guayaquil). Quien las vio, como Von Humboldt, las dibujó impresionado por su “aerodinamismo”.


Sospechamos que la Dra. Smith y asociados tampoco saben que la Oceanía, el continente de la Dra. Smith, entró a la historia occidental debido a viajes a través del Pacífico hechos a partir de 1567 desde El Callao y “siguiendo la Ruta del Inca”. Sobre eso hay una bibliografía creciente comenzada con la Historia de los Incas (1572) de Sarmiento de Gamboa y continuada con la resultante de años de investigaciones arqueológicas de Heyerdalhl, lingüísticas de Alfredo Torero, históricas de María Rostworoswki, Hernán Horna, Ricardo Melgar, José Antonio del Busto, etc. Por eso hoy basta una mirada a libros como el de Neil Grant The Great Atlas of Discovery: allí, mapas excelentes, retratan casi todo lo que aquí se dice.


Pero ni rastros de todo eso hay en el trabajo mencionado de la Dra. Smith y sus socios. Lo que muestran es un hueso de pollo con su análisis de ADN y, a partir de eso, frases lapidarias. Demostrativas también de mala fe pues ¿ porqué exigir de las balsas andinas lo que las canoas polinesias jamás hicieron?. Por lo menos hasta donde es posible saber, no existe, en el periodo moderno (desde el S. XVI), ninguna evidencia de que una canoa polinesia haya llegado a América: NINGUNA. Lo contrario sí: desde 1947 tres balsas andinas (una construida con tecnología Mochica y las otras con tecnología Tiahuanaco) salieron desde “El Antiguo Perú” y llegaron a la Polinesia.


¿Porque los citados tienen tirria de Heyerdhal? ¿Porque a quien amó, vivió y gastó tanto (tiempo y dinero) investigando la Isla de Pascua? – que pertenece a Chile desde que se la apropió en 1888, continuando su ciclo iniciado en 1879 con Tarapacá y Antofagasta. Por que Heyerdahl jamás negó la importancia marítima de los polinesios y por extensión de los pascuenses, pero nunca se interesó por investigar si tenían capacidad para navegar hasta América. Su interés era otro: probar que las Civilizaciones Marítimas del Antiguo Perú tenían naves y “know how” suficientes para navegar el Pacífico hasta la Oceanía (en ese larguísimo trayecto la Isla de Pascua era importantísimo refugio) mucho antes que los europeos. Según él, navegantes de balsa de Lambayeque llegaron hasta la Polinesia difundiendo en el “Triángulo Polinésico”, (con vértices en Isla de Pascua, Nueva Zelanda y Hawai) plantas americanas (camote, yuca, calabaza, piña, totora, etc.) y bienes culturales (Culto al Hombre Pájaro, extensión de las orejas, etc). Lo probó desde su exitoso viaje de la Kon Tiki. Ahora, conociendo la obra de Heyerdahl es posible imaginar que estaría felicísimo si otros probaran que los polinesios llegaron a América del Sur: quedaría así demostrado que DOS sociedades indígenas, Andina y Polinésica, cruzaron el océano más grande de la Tierra desde tiempos precolombinos. Dos son más que una y eso alegraría casi a cualquiera. Pero para la Dra. Smith y asociados tiene que ser solo una, la de ellos, la polinésica, aún cuando tengan como única prueba... un hueso de pollo.


Concluyendo: ese disparo desde la Polinesia contra las Civilizaciones Marítimas del Mundo Andino hecho ahora, a pocos días de la elección de las 7 Maravillas del Mundo, podría tener como objetivo disminuir Machu Pichu para fortalecer la Isla de Pascua.


Hay mucho por hacer. En el Perú de hoy valdría invertir en recuperar la Memoria Marítima. Por eso es elogiable el proyecto de la Municipalidad de Huanchaco de construir el Museo al Caballito de Totora. Pero eso tendría que ser solo el comienzo pues el caballito, en relación a las balsas transoceánicas, es lo que el bote al buque.


Finalmente, el Perú también es un desagradecido: le debe un homenaje a Thor Heyerdahl.

São Paulo, 20.06.07

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